Biodinámica Esencial
«El Arte de la Escucha y el Contacto»
Apoyando la Vida: una sesión de biodinámica
Imagina por un momento que dentro de ti hay una inteligencia que sabe cómo sanar, cómo volver al equilibrio, cómo soltar lo que ya no necesitas. Esa sabiduría no viene de la mente ni de las ideas, sino de algo más profundo. Algo que muchos llaman la “fuerza de vida”.
La terapia biodinámica parte de esa idea: no se trata de corregir desde fuera, sino de acompañar al cuerpo y al ser para que puedan volver a escucharse, a regularse, a encontrarse.
Una sesión de biodinámica es un espacio de calma. Puede hacerse en una camilla o en una silla. No se trata de manipular ni de intervenir, sino de ofrecer un contacto muy sutil, una escucha silenciosa desde las manos del terapeuta. Esa escucha crea un espacio seguro en el que poco a poco, el cuerpo puede empezar a soltar sus tensiones, a dejar de “defenderse”.
Cada sesión es diferente, porque cada persona es única. Algunas veces puede surgir una emoción, un temblor, un suspiro. Otras veces, el cuerpo simplemente se va calmando poco a poco. Y en ocasiones, aparece una sensación de ligereza, como si uno se expandiera más allá del cuerpo físico. Como si se respirara desde otro lugar.
A eso lo llamamos “conectar con el cuerpo energético”. No es algo misterioso ni extraño: es ese nivel más sutil que todos tenemos, y que a menudo olvidamos porque vivimos demasiado hacia afuera, hacia la prisa y el hacer.
En biodinámica no buscamos “curar” algo en concreto. Más bien acompañamos el proceso natural del cuerpo y del ser hacia su equilibrio. En ese camino, es muy común que muchas cosas empiecen a cambiar: dolores que desaparecen, una respiración más amplia, una mente más tranquila. Pero lo más valioso suele ser algo que no se puede medir: una sensación de estar más en casa dentro de uno mismo.
Este trabajo también tiene una dimensión espiritual, si uno quiere vivirlo así. Porque poco a poco, sesión a sesión, uno va soltando capas de miedo, de tensión, de lucha… y se va acercando a algo más esencial, más verdadero. Eso que algunos llaman “el Ser”.
Y es que, como dice Eckhart Tolle:
“No eres un ente limitado por la materia, sino la energía vital que anima cada célula.”
El cuerpo energético: más allá del cuerpo físico
Aunque solemos pensar en nosotros como un cuerpo de carne y hueso, todos hemos tenido alguna vez la sensación de que “somos algo más”. Esa impresión de expansión al escuchar música que nos toca, al mirar un paisaje que nos emociona, al meditar… o simplemente cuando estamos profundamente en paz. Nos podemos sentir más centrados y más integrados, mas conectados con el cuerpo energético.
El cuerpo energético no se ve, pero se siente. Es esa parte sutil que está dentro y alrededor del cuerpo físico. Está siempre ahí, aunque a veces, por el estrés, el miedo o el dolor, nos desconectamos de él. Es como si, al protegernos, nos cerráramos también al flujo natural de la vida.
Cuando una persona entra en un estado profundo de relajación en una sesión biodinámica, algo empieza a cambiar. El cuerpo deja de estar tan tenso, la respiración se hace más amplia, el ritmo interno se calma. Es como si se derritieran lentamente las armaduras internas. Y en ese espacio, puede emerger la experiencia del cuerpo energético.
No es que el cuerpo físico desaparezca, pero la sensación de estar “encerrado” dentro de él empieza a aflojarse. Uno puede sentirse más amplio, más presente, más conectado con algo mayor. Algunas personas sienten que los límites de su piel se suavizan, otras ven imágenes o sienten corrientes sutiles de energía. No hay una única forma de vivirlo.
Y a veces, si la persona está preparada y el entorno lo permite, se da una experiencia aún más profunda: una especie de disolución de las fronteras, no solo físicas sino también energéticas. Es un momento en el que la sensación de “yo soy esto” se diluye, y aparece algo más grande: una presencia silenciosa, vasta, amorosa. Una paz sin objeto. Un estado que podríamos llamar transpersonal.
Son instantes que no se pueden forzar ni fabricar. Llegan, y luego pasan. Pero dejan algo. Y ese “algo” es valioso. Porque después de tocar ese lugar, uno no vuelve del todo igual. Algo queda, algo se asienta. Puede ser una paz más estable, una sensación de confianza en la vida, o simplemente una manera distinta de habitar el cuerpo.
La biodinámica, cuando se practica con profundidad y entrega, puede convertirse en un camino espiritual. No porque lo imponga una creencia, sino porque nos lleva, con delicadeza, a tocar lo que somos más allá de las máscaras y los miedos.
Y eso, para muchos, es lo más sanador de todo.
Este curso está dirigido a quienes deseen profundizar en el conocimiento del sistema energético humano y adquirir herramientas para el trabajo con la energía, ya sea como un camino de autoconocimiento, para aplicarlo en el ámbito familiar o como complemento en la consulta profesional.
Inicio 5 y 6 de abril del 2025
IMPARTE: Rafael Martiz y equipo
FECHAS:
«El curso consta de seis seminarios, organizados en dos módulos de tres encuentros cada uno.» – que puedes hacer por separado –
Primer módulo: 5-6 de abril, 10-11 de mayo, 7-8 de junio.
Abordaremos los principios esenciales de la Biodinámica Craneosacral.
Segundo módulo: 20-21 de sept., 18-19 de octubre, 15-16 de noviembre.
Nos adentraremos en la anatomía energética, las energías elementales, sus dinámicas y cómo relacionarnos con ellas.
HORARIO:
Sábado de 10h a 14h y de 16h a 19:30h y domingo de 10:00 a 14:00

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